Canción del hueso


Guadalupe Wernicke

No tengo que pensar ni ensayar nada.
Lo que sucede en mí sucederá por sí solo.
El faisán se yergue en la colina;
Está ordenando sus plumas marrones.
No puedo evitar sonreír por lo que sé.
Hojas y pétalos me asisten. Estoy preparada.

Sylvia Plath

 

Partera única será quien se lleve las palabras. Quien toque todo
como el agua. Quien penetre todo como el viento. Quien cuente
de los niños las risitas como los pliegues de la escarcha, la tinta,
el agua. Quien nos lleve lejos, muy lejos a escuchar
las cascadas de un cuerpo…

Arturo Carrera

I

Cinco piezas soldadas
en forma de pirámide:
sus alas
sostienen la columna
y le nacen racimos
nervios espinas

[El nombre, al parecer,
viene de una confusión:
ieron en griego
puede significar sacro
pero también grueso, fuerte]

Siempre supe
que mi hueso
estaba ahí

¿Cuál sería
el antónimo de soldar?
¿un sacro se desuelda?

y el cuerpo ya es un eco

el eco de sí mismo
y del cuerpo que cobija y crece

podría hablar de cintura,
de la pelvis, de la cadera
pero la certeza es quirúrgica
el sacro es el único implicado
y pienso otra vez en su nombre

en cómo todos los cuerpos mutan
pero todos se parecen
en lo que los hace cuerpos

tendrá que abrirse el hueso
para zanjar el canal
de veneración
y que el pico de la cabeza
corone
y a la mujer le nazcan
su cuerpo radiante
y la niña del cordel.

III

La pileta de la cocina cría
seres vivos entre restos de comida.
Las funciones del cuerpo son tantas y
simultáneas que es mejor no pensar,
marchan y gestan a pesar mío, sin ninguna
conciencia del rulo de las metamorfosis.
Chispazos me quiebran de vez en cuando y
empiezo a notar la forma.
Hay un sonido que no conozco,
un idioma que quisiera aprender.
Pero me quedo con la lengua de las mentes,
el habla callada de cada corazón;
y la piel, el pelo, los pies, los intestinos,
siguen balbuceándome frases inconexas,
rebabas de un entendimiento al que me someto
como súbdita, los ojos hacia el piso, él sabe,
él es el guardián de mi verdadero nombre.

V

La experiencia común
es vulgar y aburrida
pero no puedo parar
de rumiarla y repetirla
en mi cabeza como si
fuesen frases de un libro
que todos conocen
pero que nadie entiende.

VI

“Divertite”, me dijo.

Me acordé de ella
cuando el dolor se anunciaba
como un auto que despacio
vuelca, choca, el conductor
se toca el brazo
descubre que está vivo
y sale corriendo sin saber
adónde.

VII

Origen de las palabras, razón
de su existencia, de su forma
y significado…

Cualidad de la verdad
de la palabra.

Romperme los labios
para que alguien llegue
irme para darnos la bienvenida
que me prendan una linterna
en medio del pecho
y aprender a mirar.
Recibo la sorpresa
agria y definitiva
de la muerte
de la muerte.

VIII

Nadie nacerá
si yo no muero.
Nadie crecerá
si no me muerdo el puño
si no camino en círculos
repitiendo no estoy loca.
Nadie volverá a parir
si no escribo
que un día
se abrió al medio
mi pequeño y verde
corazón.

XII

La etimología es también,
como un matrimonio,
una larga conversación,
luchas absurdas por cosas
que nadie recuerda.
Latín, griego, árabe.
sánscrito, sajón.
Guaraní.
Lo que decimos
está compuesto
de hilachas
de historia
de lenguas.

La primera mujer que habló
nombró el miedo
y mi nombre
dice que soy
la que aplasta la serpiente.
Hoy cambio el origen
para devolverle una verdad:
mi nombre
dice que soy
la que despierta la serpiente.

XIV

Me guardo y me abro
me rompo y veo la sombra;
espero:

hay muerte, somos muertas
porque la muerte no existe

por eso le pido perdón al hijo
por el grito que quiere romperlo
le pido perdón a la madre
e imagino que ella, a su vez,
le dice a la suya te perdono
por haber muerto,
por ser la muerte
por tantos años
ahora soy yo la muerte
son mis hijas
mis nietas
el miedo es nuestro cuerpo
y nos da vida

tu cuerpo
está entero entre nosotras
y canta
la canción del hueso

y sigue hablando perdón hijas
perdón por haber llenado de madre el mundo

el mundo, ahora, está dentro de nosotras
nuestro cuerpo vivo, muriendo

acá se nombran
el perdón y la vergüenza
no tenemos apellido:
de una casta
que recién aprende
a mirarse a la cara.


Guadalupe Wernicke

(Buenos Aires, 1982) es poeta, mujer, madre y partera de palabras y conjuros a través de sus dos proyectos de práctica e investigación: _Taller del silencio _(desde hace 15 años) y _Arte&Ritual_ (junto a su hermana Silvina). _Canción del hueso_ (N direcciones, 2022) es su último libro.