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ENTREVISTA A ALEXANDRE KASSIN
Renata Baldi y María Leguizamón
Conocí a Kassin en 1997, cuando trabajamos juntos en un programa de televisión aquí en Brasil. Era un chico de 19 años, algo tímido. Pero era lo que siempre ha sido y sigue siendo hoy. Yo diría que lo definen dos cosas: la “buena onda” -expresión muy común en Río de Janeiro que designa a alguien bueno, algo que trae buena influencia- y la gigantesca conexión con la música. La timidez persiste, pero no estoy seguro de si es, de hecho, timidez. Kassin es un tipo tranquilo, pero profundamente elocuente. Habla mucho a través de su trabajo musical, ya sea en sus composiciones, como productor musical o como coleccionista de discos (¡algo alrededor de 15 mil LP, lo que lo obligó a reforzar las paredes del departamento donde vive!). También habla mucho cuando se le pide que hable de música en general. Entonces la lengua corre salvaje, orgiástica, mezclada con historias y personajes increíbles de toda una vida impregnada de sonidos, ritmos, melodías.
Eso es lo que pasó una noche de septiembre de 2020 cuando nos reunimos vía Zoom, junto a María Leguizamón, para escuchar un poco de su inmenso trabajo y amor por la música. Conversamos durante casi cuatro horas, navegando estilos musicales – desde la dance music hasta la Bossa nova, pasando por el funk, el soul, el rap y la música electrónica-. Los discos de autor, las asociaciones con Moreno Veloso y Domenico Lancelotti en +2, la fiesta en la Orquesta Imperial, la producción musical de obras de los nombres más diversos y respetados de la música brasileña de Caetano Veloso a Los Hermanos, de Adriana Calcanhoto a Erasmo Carlos. ¿Qué no ha hecho Kassin? ¿Qué queda por hacer? ¡Para nosotros, nada más que probar y escuchar tantas maravillas! Aquí nuestra invitación.
Renalta Baldi
ML: ORGYIA ES UNA REVISTA QUE REÚNE A LOS LENGUAJES QUE PUEDEN NUTRIR A LA LITERATURA. LA MÚSICA ES CRUCIAL PARA PENSAR LA LITERATURA, PARA CREARLA, TAMBIÉN PARA LA REVISTA, Y PARA MÍ.
VOS NACISTE Y CRECISTE EN RÍO DE JANEIRO, CONTANOS SOBRE TUS ORÍGENES MUSICALES, ALGÚN RECUERDO DE LA INFANCIA, ALGO QUE QUIERAS RECUPERAR…
Mi relación con la música empezó cuando tenía tres o cuatro años. Mi hermano era dj. Tenía diez años más que yo. Digo “tenía”, en pasado, porque ya murió. Mis primeros recuerdos son de pasar el día entero escuchando discos. Eso es lo que recuerdo de mi infancia y de toda mi vida. Acá en casa la situación es más o menos esa (gira la cámara y muestra discos). Es la colección de una vida entera. La mía y la de mi hermano. Él trabajaba en discotecas, en Papagaio Disco Club, Mamão com Açúcar, Roxy Roller (discotecas de los años 80, en Río). Eran tiempos del auge de la disco brasileña. Recuerdo tener cuatro o cinco años e ir a la cabina del DJ y quedarme viendo a la gente bailando toda la noche, hasta hacerse de día, aún siendo niño. Desde que tengo recuerdo mi realidad era esa. La de pasarme el día escuchando música y a la noche estar con mi hermano en la discoteca.
RB: DE ESA ÉPOCA, KASSIN, ¿QUÉ SONIDOS TE MARCARON MÁS?
Chic, KC and the Sunshine Band. Mi hermano escuchaba mucho funk y soul norteamericanos. Era la época en la que Brasil era muy cerrado todavía. Él viajaba mucho a Nueva York para comprar discos y volvía con singles. Acá en casa tengo esos discos para DJ. Mi casa siempre era una fiesta. Recuerdo que mis amigos se iban a jugar al fútbol o a la playa. A mí me gustaba llegar a casa para ponerme a escuchar música. Desde temprano. Empecé a tocar cuando tenía ocho años. Agarraba la guitarra de mi hermano. Empecé a tocar con los discos. El disco sonaba y yo trataba de imitar lo que estaba pasando. Eso fue hasta los diez años. Y de repente, en un momento ya estaba tocando… practicaba lo que hacía el bajo, la guitarra eléctrica… Teníamos un vecino en el piso de abajo, Edson Lobo, que es un bajista de la época de la bossa nova. Una pareja, Edson y Tita Lobo. Él era uno de los principales bajistas de la bossa nova. Y Tita es una compositora increíble. Toca la guitarra y canta. Yo tengo la misma edad que su hijo del medio. Ellos me escuchaban tocar en el piso de arriba y un día, tocaron el timbre y Edson dijo: “Hay alguien acá que se la pasa tocando. ¿Quién es?”. Mi mamá respondió: “Es mi hijo que toca con los discos.” Entonces él preguntó: “¿Puedo darle clases? Estoy comenzando a darles clases a mis hijos.” Edson y Tita vivieron un tiempo en Francia. Edson tiene un disco con el sello Saravah, de Pierre Barouh. Era de ese Trio Cámara, que grabó en París. Después volvieron y se convirtieron al protestantismo, por la Iglesia Maranata. Los dos eran pastores evangelistas. Pero no del tipo de evangelistas de hoy. Los dos fueron muy importantes para mí. Todos los martes ellos armaban encuentros en su casa. Eso fue en el 84, 85. Armaban todo en el living: batería, piano, bajo, guitarra, micrófono.. Había un setup completo. Y llamaban a los amigos. Solo que sus amigos eran Edu Lobos, Wanda Sá, João Donato, Paulo Jobim, el hijo de Tom… João Gilberto también llegó a ir.
ML: Y VOS.
Eso era lo que yo veía. Mi primer contacto con la música en vivo, que no era música en discos ¡fue ese! No me entra en la cabeza cómo pude haber tenido tanta suerte en la vida. Tengo el recuerdo de estar sentado al lado de Edu Lobo y verlo tocar el piano durante tres horas. Y a Donato sentándose al piano y tocar. A Wanda Sá cantando… Mantengo el contacto con ellos hasta hoy. Es muy curioso porque empecé tocando el bajo acústico con Edson. Yo tocaba la guitarra, pero él me puso a tocar el bajo acústico, que era su instrumento. Él tocaba en la Orquesta Sinfónica. Era un bajista muy importante. Tenía como una firma en la manera de tocar. Todos nosotros cuando nos encontramos y hablamos de él, [sabemos que] hasta hoy tocamos de la manera que él tocaba. Somos muy parecidos a él en la forma de tocar. Creo que mi origen viene de esa cultura de escuchar discos y de ver Bossa Nova en vivo en el living de casa. Eso es lo que me moldeó.
En esa época, la situación financiera de mi familia no era cómoda, sino un poco ajustada. Empecé a trabajar desde muy chico para aportar en casa, con doce años. Y con quince conseguí la emancipación para poder ayudar. Pasé el concurso público para dactilógrafo, y entré en la Suderj, que es el órgano que regula los estadios de Río de Janeiro: el estadio de natación, el Maracanã, el estadio de remo, el Maracanazinho… básicamente tenía que ir a los eventos deportivos y digitar el nombre de los atletas, ese tipo de cosas. En un momento, el que era jefe de seguridad del Maracanã mató a alguien y lo echaron. Entonces dijeron: “Bueno hay que tomar a la última persona que entró y ponerla como jefe de seguridad interino.” ¡Y esa persona era yo! Entonces fui jefe de seguridad del Maracanã por un breve periodo (risas).
RB: ¡A LOS QUINCE AÑOS! ¿DETUVISTE A MUCHA GENTE, KASSIN?
¡Me moría de miedo! Imaginate… yo tenía, no sé, 16 años, iba con ese chaleco que decía APOYO. Y era la época en la que estaba la popular. Era muy violento. Yo no tenía ninguna relación con el deporte y era teóricamente el líder, pero me moría de miedo de todo eso. Me dio tanto miedo que terminé renunciando, dejé el empleo público y empecé a trabajar en estudios de grabación. Mi primer trabajo en estudio fue con Arthur Verocai, que es un super arreglador brasileño. Hoy en día es muy famoso alrededor del mundo, muy sampleado por artistas del hip-hop y el rap. Se convirtió en una leyenda brasileña, pero es un fenómeno más reciente, porque sus discos empezaron a ser redescubiertos. En esa época, hacía propagandas, hacía bandas sonoras, música para eventos. Yo trabajaba con él como asistente.
ML: ¿QUÉ HACÍAS COMO ASISTENTE?
Ponía los micrófonos, enrollaba cables… trabajos chiquitos de estudio para aprender el oficio. Estaba en ese mundo entre el estudio y la escuela. Tenía esos trabajos. A veces como office boy, a veces como asistente de estudio. Entonces, a los diecisiete me fui a Nueva York porque mi papá es norteamericano y mi mamá brasileña, pero ella se fue a vivir a Estados Unidos después de que se separaron. Ella se casó con otro norteamericano un poco después, pero todavía no tenía los papeles. Yo podía aplicar para tener papeles porque soy ciudadano estadounidense. Entonces fui a Nueva York. Fui creyendo que me quedaría algunas semanas y me quedé un año y medio. Fui a parar como asistente de un estudio, que era del tipo del que era asistente, en los años 80, de Nile Rodgers , que es el guitarrista de Chic, una banda disco que me encanta, soy un gran fan. Entonces, de repente, estaba conviviendo con esas personas en Nueva York y viendo a algunos de los ídolos que tenía desde la época disco. Fue una experiencia increíble ese periodo que pasé allá. Era muy duro, sin plata, Nueva York en esa época era violento, había muchas muertes. Me acuerdo de ver, camino a casa, más de una vez, gente muerta en la calle. Pero la experiencia de estar allá, con diecisiete años, viviendo esa vida de estudios norteamericanos… viendo, no sé, a Nile Rodgers grabando con el bajista Bernard Edwards, de quien soy fan desde chico. ¡Era increíble! Ver a Paul McCartney grabando. Estar en la sala técnica viendo estas grabaciones. Vi a Bernie Worrel, que era tecladista de James Brown, de Parliament-Funkadelic; vi a muchos músicos extraordinarios grabando. E ingenieros. Esa fue una gran oportunidad para mí. Porque en Brasil, en ese momento, no teníamos ninguna apertura para la importación. Todavía era difícil comprar discos o instrumentos. Tener acceso a otra cultura era algo caro, difícil. Entonces estar allá fue fundamental para mí, ver cómo trabajaban los norteamericanos, con unos equipos que no existían en Brasil. Y aprendí con gente que sabía usarlos, que sabía cómo era proyectar. ¡Fue algo increíble! Yo hacía unos collages con samples y se los mandaba de regalo a mis amigos de la escuela. Y una de esas grabaciones se la di a Luzia, que era del grupo de la escuela. Ella usó una de esas cintas y empezó a ponerla en los ensayos de Débora Colker (bailarina y coreógrafa), para el momento en que los bailarines hacían ejercicios. Entonces cuando llegó la gente que estaba haciendo la banda sonora del espectáculo, la música que estaba sonando mientras ensayaban era la mía. Pero yo no lo sabía, estaba en Nueva York. Ellos dijeron: “¿Qué es esta música? ¿Qué está sonando?”. “Ah, eso es de un amigo mío, que me dio este cassette”. “ Ah, qué bueno. ¿Podemos usarlo?” “¡Claro! Le va encantar que lo usen. No hay ningún problema.” Entonces, mientras componían la banda sonora, pusieron lo que yo había hecho. Cuando volví de Nueva York no tenía plata ni para el colectivo, ni para comer, estaba viviendo en un sofá en la casa de un amigo. Volví pobre, pobre, pobre. Entonces alguien dijo: “hace un montón estamos tratando de hablar con vos porque Débora Colker va a estrenar en el Municipal.” “¿Qué? ¿En el Municipal?”. “¡Tu música está allá!” Era una época pre celular y yo no tenía teléfono en casa, hablaba por teléfono público. Eso fue en el 91, 92. Me acuerdo que dije: “Debería ir a verlo, ¿no?” Fui caminando de Copacabana al centro porque no tenía plata para el colectivo (risas). Entonces llegué y fue increíble. En el Teatro Municipal, en Río, viendo todo eso. Regina Casé – que es actriz– preguntó de quién era la música. Sergio Mekler y Hermano Vianna fueron super gentiles conmigo. Ellos habían sido parte del primer programa de ella, Brasil Legal, que empezaba en ese momento. Regina dijo: “¿Hacés temas también?”. Le dije: “¡Claro! Hago cualquier cosa. No tengo plata ni para venir hasta acá. Hago lo que venga.” Regina quería llevarme a Brasil Legal, que ya estaba entrando en su segundo año, pero ya tenía un productor musical. Entonces, me pusieron a hacer una parte de la redacción musical. Fue una experiencia maravillosa, porque entré en la redacción y mi trabajo era viajar por Brasil grabando fiestas populares de música, hablar sobre eso, hacer textos para Regina. Poco después, me pusieron en la producción musical. Fui contratado por Globo a los diecinueve años. Me acuerdo que viajábamos, no sé, a la Amazonia, a un lugar que no tenía luz, que no tenía nada. Y no existía el celular, ni siquiera el fax. Entonces, viajaba, escribía guiones, decía: “acá va a haber tal fiesta popular, ese tipo es buena onda, en ese hotel podemos albergar al equipo”. Entonces mandaba por correo el guión escrito a máquina. Me quedaba una semana en el hotel, dando una vuelta por la ciudad, conociendo gente, esperando una respuesta sobre si debería volver a Río o ir a otra ciudad. Una locura total.
ML: OTRA RELACIÓN CON EL TIEMPO, ¿NO?
Era maravilloso. Fue muy importante para mí, para conocer Brasil en profundidad. Hay cosas que llevo conmigo hasta hoy, de la cultura, de las personas. Brasil es un país muy grande. La música que hay en Río Grande del Sur, acá no la conoce nadie y allá son ídolos. Tuve la oportunidad de conocer muy joven esa música de Brasil, y fue increíble. Esos son mis orígenes (risas).
RB: ¡ES UNA VIDA INCREÍBLE EN LA MÚSICA, KASSIN! ¿TENÉS ALGÚN RITUAL PARA LIDIAR CON ESTA RELACIÓN INCREÍBLE QUE LA VIDA TE DA, QUE LA MÚSICA TE DA?
No. Pero vi cosas religiosas en Brasil que son increíbles. Yo creo que las personas funcionan como la música. No religiosamente, no con la figura de Dios o con la unión de las personas. Sino que creo que las personas tienen frecuencias. Y, a veces, hay personas que están en la misma frecuencia que vos, y personas que no lo están. Hay personas que combinan con tu frecuencia y personas que no. Creo que cuando vibrás positivamente en relación con algo, las cosas tienen esa vibración simpática; que cuando algo vibra acá, si hay otra cosa en la misma frecuencia, vibra también. En la música es así. Y creo que las personas hacen conexiones de amistad o de relaciones en la vida de esa forma. Es muy parecido a ese fenómeno…
Cuando era chico, yo no tenía instrumentos para tocar. Por eso estudiaba en la casa de Edson o tenía que ir a tocar el bajo de la iglesia. Entonces, entré en un coro cristiano. De hecho, la primera plata que gané con la música fue con un coro cristiano. Tocaba el bajo y cantaba. Y pasamos en un concurso de coros en Río de Janeiro y ganamos. Entonces hubo un año en el que fuimos, tipo esas cosas que salen en la revista, “el mejor coro cristiano de Río de Janeiro…” (risas). Yo creo que tenía 12 o 13 años, por ahí. Cuando llegó la Navidad, empezamos a tocar todos los días, con dos o tres presentaciones por día. Los shoppings nos contrataban. Tocábamos el repertorio de Navidad, subíamos a un colectivo, íbamos a otro shopping, tocábamos “Noche de paz…” Yo no tenía la menor idea de nada, de la plata. Cuando terminó, empezó enero e hicieron la contabilidad… Y me dieron un fajo de este tamaño… en dólares. ¡Eran 2.500 dólares! ¡En billetes de 10! Llegué a casa, con la plata en el bolsillo y dije, super feliz: “¡Mamá! Voy a ayudar en casa. ¡Gané esta plata!.” Ella miró los 2.500 dólares y dijo: “Yo sabía que no tenías que andar con Julinho. Ese tipo está metido en algo”. Ella creía que yo estaba en el narcotráfico (risas)
ML: ¿QUIÉNES SON TUS PADRES Y MADRES MUSICALES?
Creo que Edson y Tita fueron los que ciertamente me impulsaron a tocar. Creo que João Donato tiene una influencia muy grande en la música que hago. Es curioso que aún hoy hagamos música juntos y estemos en contacto. Él es incluso amigo de mi hijo, que tiene cuatro años, y se mandan mensajes. Es muy lindo, porque lo conocí cuando yo tenía diez u once años en la casa de Edson. No sé si vos lo sabés, María, pero João es uno de los inventores, uno de los padres de la bossa nova. De la primera generación. Se fue de Brasil para tocar con Carmen Miranda, en el Bando da Lua, como pianista. Se fue con un pasaje de ida para una gira norteamericana. A ellos no les gustó cuando llegó porque tocaba muy “moderno”. Entonces no lo contrataron, pero él se quedó en Los Angeles por muchos años. Volvió a Brasil, no sé, en el 72. Él había sido uno de los fundadores del movimiento de la bossa nova, de la manera en la que ellos la pensaron. Pero cuando la bossa nova tuvo éxito, él no estaba en Brasil. Mientras estaba en Los Angeles, empezó a tocar el trombón, él era pianista y acordeonista. Formó parte del primer disco de Latin Jazz de la historia, de Eddie Palmieri – de La Perfecta – como trombonista. Es una de las pocas personas que fundó dos movimientos musicales. Y en diferentes países. Está en el grado cero de dos géneros, ¡es algo único! Además tocando instrumentos diferentes: como pianista y como trombonista. Es un genio completo. Tengo la suerte de ser su amigo desde chico. Su hijo tocó en mi banda. Entonces, es una relación que se volvió familia. Y hacemos canciones juntos hasta hoy. Fui a su casa hace dos semanas y compusimos canciones nuevas. Es una relación de una vida entera. Creo que Marcos Valle también es importante en mi formación. Y también es de la bossa nova y del funk & soul.
ML: EN DISCOS COMO RELAX, EN FUTURISMO, -UNO DE LOS DISCOS CON MORENO Y DOMÉNICO-, LOS ESTILOS SON MUY DIFERENTES. SE PERCIBEN INFLUENCIAS NO SOLO DE LA BOSSA NOVA, SINO DE UNIVERSOS DE MÚSICAS Y SONIDOS MUY DIVERSOS…
Con Moreno y Doménico tengo una relación más fraternal. Pero mis influencias vienen de muchos lugares. Terminé teniendo relación con gente de la Tropicália, a través de Moreno, el hijo de Caetano. Pedro Sá, guitarrista, tiene dos años más que yo, pero estábamos en el mismo curso en la secundaria. Pedro tenía diecinueve años, había repetido dos veces porque se relajó, pero ya era un guitarrista muy bueno, tanto que en esa época grabó en el último disco de Jobim. Esa clase era muy especial porque todos tocaban. Estaba mi banda, que era Acabou La tequila, y la banda de Pedro, que era Mulheres que dizem sim. Las dos bandas tocábamos juntas. Y se fue haciendo el mismo grupo. Y Moreno y Domenico vinieron con ese grupo. Moreno tocaba el cello en Mulheres que dizem sim, como participación. Entonces, muchas veces estábamos en el mismo lugar, en el mismo ambiente. Y empecé a conocer a Caetano, a Gil, esa gente. Yo no creía que fuera a vivir de la música. Nunca lo creí. Moreno es el hijo de Caetano Veloso, estaba haciendo algo que era natural para él. Tenía el ejemplo en casa de que eso podía salir bien. Yo no tenía ningún ejemplo. Las personas que eran mis ejemplos… no sé… Edson y Tita eran pastores, Donato ya había sido olvidado para mediados de los años ‘80, a nadie le importaba la Bossa Nova en ese momento. Entonces no tenía el ejemplo de ver una carrera musical que hubiera funcionado.
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RB: ¿NI SIQUIERA CUANDO ESCUCHASTE TU TEMA EN EL TEATRO MUNICIPAL PENSASTE EN LA MÚSICA DE UNA FORMA PROFESIONAL?
Tardé en entenderlo. No creí que… Voy a contar algo sobre mí. A veces se lo digo a mis amigos músicos y ellos piensan que lo digo sólo para hacerme el pobrecito, pero no es eso. Creo que, por ejemplo, no tengo ningún impulso como músico. Si pensás bien, mi relación con la música siempre fue sobre grabaciones. Desde el comienzo. Claro, ya toqué con un montón de gente y sigo tocando. Pero en casa no tengo ganas de tocar. No soy una persona que agarra la guitarra y se queda tocando unas canciones. Yo no estudio, no tengo ganas de perfeccionarme técnicamente. ¡Lo fui haciendo a lo largo de los años! Hoy en día, claro, puedo tocar cualquier cosa. Grabé con todo el mundo. Vino gente de afuera para grabar conmigo. Me llevaron al exterior para grabar. Entonces, algo me dice que todo bien, ¡puedo tocar! Pero mi ímpetu esencial es más el de escuchar música que el de tocar. Yo toco cuando hay que tocar. Y creo que eso me diferencia un poco de esa otra idea. Aunque haya hecho una carrera artística, discos, nunca tuve el ímpetu natural que los artistas tienen de estar en el escenario, eso de “necesito viajar” y que “el escenario es mi lugar”. Tengo ganas de hacer mi música. Y a quién le está gustando, le está gustando, y a quien no, todo bien, se va. Pero eso está mal, ¿no? Es una mala idea (risas).
RB: ESCUCHÁNDOTE HABLAR RECORDÉ ALGO QUE LEÍ EN ALGUNA ENTREVISTA QUE DISTE, HABLANDO MÁS ESPECÍFICAMENTE DEL TRABAJO DE PRODUCTOR MUSICAL, DECÍAS QUE LO IMPORTANTE ES “SABER ESCUCHAR”. ¿CÓMO ES ESA RELACIÓN CON LOS OTROS ARTISTAS, FUERA DE TU TRABAJO MÁS AUTORAL?
Creo que son dos cosas totalmente distintas. Porque cuando hacés producción, estás haciendo un disco para otra persona. En mis discos, hice lo que quería hacer, probar cosas extremas. En los discos que hago para alguien, creo que hay que escuchar lo que esa persona quiere, y también imaginar un poco. Es un día a día particular: me levanto, me quedo escuchando música, entonces voy al estudio y trabajo con una persona durante un período de horas, no sé, de las 11am a las 7pm. Vuelvo a casa y me quedo escuchando música. Cuando termina ese período de, digamos, cuatro semanas… me levanto, voy al estudio y va a haber otra persona. Y esa persona que estaba antes, a quien le estaba haciendo el disco, va a tener que hacer el lanzamiento, tomarse un avión a las cuatro de la mañana para tocar no sé dónde, perder plata en un recital… Si esa persona no está feliz o si su carrera no anduvo bien, mi trabajo estuvo mal hecho. Mi trabajo es entender lo que puede salir bien, la manera correcta de hacer una grabación para que la persona llegue adonde tiene que llegar. Muchas veces hay algo que es artístico, pero muchas veces es comercial. No sé… los deseos de cada uno son de cada uno. Creo que la producción se trata un poco de eso, de planear no sólo la grabación, sino también lo que puede salir de ahí y hacia dónde puede llevar a esa persona. Creo que esa es la belleza del trabajo, en verdad; esa es la belleza del oficio. Pensar una estética que no es la tuya. Yo sé exactamente lo que quiero hacer para mi música. Pero para la música de otros trato de pensar qué sería bueno. Yo pienso que va a haber un adolescente de quince años que va a llorar escuchando esto. Me quedo pensando en las personas que escucharán la música.
ML: PERO PIENSO SI HAY ALGO DEL PRODUCTOR, DE SU ESTILO, QUE SE IMPRIME EN LA MÚSICA DEL OTRO.
Creo que un poco sí, por las elecciones. Y por todo. Pero trato de hacer que los discos sean diferentes entre ellos. Creo que la parte de la belleza del oficio es esa. No sé, pasarme un disco entero sólo tocando el teclado, hacer algo totalmente electrónico, hacer algo totalmente orgánico. Hoy en día es curioso porque, por ejemplo, durante la cuarentena, ese productor llamado Papatinho – al que adoro, es un productor de música pop brasileña que hace cosas gigantes, tiene veintipico y hace cosas con Pharrell Williams, Snoop Dogg… – me llamó para tocar el bajo acústico y la guitarra en un tema. En medio de la cuarentena. Ya grabé la guitarra y la guitarra eléctrica, cosas así, en trece temas de todo el mundo. Para Ludmilla, para Anitta, para no sé quién más, yo estoy ahí tocando la guitarra… Es gracioso porque, para él, soy un tipo que toca la guitarra. No tiene la menor idea de lo que hice en la vida. Creo que esa es un poco la gracia del audio. Hay gente que cree que soy parte de Los Hermanos, que, bueno… me encantó hacerlo, pero no es mi banda. Soy amigo de ellos, pero no es mi música.
ML: ¿CÓMO TRABAJAS PARA HACER UN DISCO?
Hoy en día es cada vez más amplio. Cuando comenzó, era planear y hacer arreglos, pensar la estética del disco. Y con la industria que cayó como fue cayendo, cada vez más y más, terminás haciendo casi todo. Tengo la suerte de haberme metido de muy chico en el trabajo de sonido. Entonces puedo grabar y mezclar bien y puedo tocar. Eso es muy bueno para los proyectos. Hoy, cuando aparece alguien para hacer un disco, uno comienza a hacer un cálculo que es un poco al revés: tengo tanta plata, sacando los impuestos, va haber tanta plata, si saco la masterización, que es lo último, habrá tanta plata… sería bueno poner cuerdas en ese tema, quedaría bien si hubiera dos percusionistas tocando al mismo tiempo… Empezás a planear con el conjunto de temas que hay, a dónde el disco debería llegar sonoramente, estéticamente y en términos de arreglos. Entonces ahí ves cuánta plata tenés y tratás de que entre todo. Pero hay discos y discos. Hay discos que hacés en un estudio durante tres meses y hay discos que hacés en dos días. Porque es la manera en la que se hacen. Hay muchas formas de hacer un disco. No hay una fórmula.
ML: HAY UN DISCO QUE ES MUY CONOCIDO EN LA ARGENTINA QUE HICIERON CON CAETANO VELOSO Y JORGE MAUTNER. ¿CÓMO FUE ESE PROCESO DE TRABAJO? PORQUE SE CONOCE UN MITO SOBRE ESE DISCO
Me gustaría saber cuál es el mito (risas).
ML: EL MITO ES: UN PRODUCTOR MUSICAL MUY JOVEN PRODUCE CON CAETANO Y MAUTNER, ES UN DISCO CON MUCHA IMPROVISACIÓN, HUBO ALGO EN EL ESTILO DE CAETANO AL IMPROVISAR…
Sí, ese disco fue muy interesante y muy importante para mí. No sólo porque era un disco de Caetano con Mautner, que de por sí ya sería un disco importante, sino porque fue una especie de laboratorio de muchas cosas que sucedieron después. La Orquestra Imperial nació de ese disco. Porque la banda del disco éramos Domenico, Pedro y yo. Nelson Jacobina tocaba con Jorge Mautner. Él era parte de la banda de base también. Nosotros cuatro tocábamos todas las bases. Y Caetano no había terminado de escribir todas las canciones. Vi a Caetano haciendo cosas increíbles. Mientras lo esperábamos para grabar, nos dijo: “Esperen un segundo que tengo una idea, tengo una tema que voy a hacer rapidito.” No tenía nada. La banda estaba parada, esperando. Él se sentó y escribió una canción en quince minutos encima de un texto de Mautner, que es esa canción Tarado, que es una canción tremenda. ¡Maravillosa! Básicamente compuso esa canción enfrente de la banda que lo estaba esperando. Pero él es lo más de lo más, una maravilla. Y ese disco tenía ese clima tan bueno porque tanto Caetano, como Jorge y Nelson son super cultos. Grabábamos los temas, parábamos y nos quedábamos charlando durante tres horas. Y a veces se iban a hacer algo y Nelson empezaba a tocar… porque hasta entonces, no nos conocíamos. Yo tenía la idea de hacer una orquesta de baile. Algo para tocar gafieira y salsa. Y Nelson era una enciclopedia de sambas gafieiras de los años 50 y 60, él sabía tocarlas todas. Sabía las letras, sabía íntimamente el repertorio. Así fue comenzando a formarse la idea de la Orquestra Imperial, a partir de ese encuentro, en ese disco. Por eso fue un disco importante en muchos niveles. Fue importante, obvio, por el disco en sí, pero también por eso que fue sucediendo paralelamente entre los músicos. Esos recuerdos son maravillosos, quedarnos charlando con esos genios.
RB: ME IMAGINO A JORGE MAUTNER MIRANDO ESTE BRASIL QUE TANTO AMA, EN ESTA AMALGAMA QUE SOMOS. ¡ÉL SIEMPRE CREYÓ TANTO EN ESO! ME PREGUNTO QUÉ PENSARÁ DE TODO ESTO. Y TE LO PREGUNTO A VOS TAMBIÉN.
Los dos estuvieron exiliados, ¿no? Me acuerdo que en una de esas charlas durante la grabación, hablaban sobre el exilio y nosotros escuchábamos. Me acuerdo de algo que dijo Caetano. Dijo que la dictadura brasileña era un deseo del Brasil profundo, que la población no estaba en contra, que apoyaba a los militares en ese momento. Y que, por eso, fue posible. Y también por eso fue blanda, si la comparamos con la dictadura del resto de América Latina. Los casos de tortura acá fueron terribles, pero no fue como en Argentina, por ejemplo. Me acuerdo de ellos diciendo: “Volvimos a Brasil y teníamos que estar acá.” Existía eso de luchar.
ML: PARTE DEL MISMO PUEBLO BRASILEÑO QUE APOYABA A LA DICTADURA, VOTO POR ESTE GOBIERNO (BOLSONARO) QUE DESTRUYE A LA CULTURA, ENTRE MUCHAS OTRAS COSAS,… ¿QUÉ SUCEDE EN LA MÚSICA?
Yo no creo que nada de esto sea aislado. No creo que este fenómeno de ultraderecha sea algo exclusivamente brasileño, está sucediendo a nivel mundial. Y este tipo de manipulación colectiva sucede en todos los ámbitos. Es algo que la gente va a aprender a enfrentar, ¿no? Personalmente, creo que toda la vida tuve suerte. Porque trabajo en algo que es un poco como una nave. Digo esto pero no es que no me gusten las personas. No tengo que lidiar con ellas. No sé lo que piensan. Lidio con quien tengo que lidiar y mi relación con la gente es a través de la música. No sé, es una observación más que un acto de arrogancia. No es que no quiera lidiar con las personas, sino que solo veo a quien está dentro de una sala. Tanto que la pandemia cambió muy poco mi vida. Lo que hago hoy durante la pandemia es exactamente lo mismo que hacía cuando tenía cuatro años: me levanto, escucho música, como, escucho música, como, escucho música, duermo. Creo que falta mucho tiempo, quizás, para que haya nuevamente un gobierno de izquierda en Brasil, pero creo que es posible que haya un nuevo gobierno de centro, o de una derecha más suave, que no sea una derecha chiita. La propaganda contra la izquierda brasileña fue muy eficaz. No creo que toda la derecha – aunque no sea una persona de derecha – sea nociva. Nada, en verdad, es sólo una cosa o solo otra. La vida es el camino. La vida no es el nacimiento y la muerte, la vida es todo lo que está en el medio. Las personas son así también. La música es así, todo es así. Es todo en el medio. Y entonces creo que hay un momento en que la balanza va para un lado y otro momento en que va para el otro. Las cosas funcionan en ondas. En la música, en las artes, hay décadas en las que predominan el ritmo y después la negación de todo eso… todo el mundo quiere oír solo armonía, nadie aguanta más el ritmo. Las personas tienen esa cosa de la onda que sube y que baja. Dentro de poco todos van a estar hartos del mundo digital, nadie va a querer hablarse con otro. Yo no veo nada que sea solo negativo. Y creo que todo esto [de la pandemia] que se llevó muchas cosas, va a llevar a algún diálogo. Está obligando a las personas a conversar con la familia, o con otras personas que, a veces, tienen una vida más cerrada.
ML: HABLANDO DE MUTACIONES, CAMBIOS, RITMOS, VARIACIONES, ¿COMO FUERON LAS FORMACIONES DE LA ORQUESTRA IMPERIAL?
Pasó tanta gente por ahí (risas). Pero fue una maravilla. Terminó siendo algo increíble… Es curioso porque las bandas que logré mantener como bandas a través de la vida, como +2, fueron formadas por la amistad. Son encuentros. Cuando se va convirtiendo en una empresa que tiene que tener empleados o que tenemos que tocar para ganar plata, pierde la gracia. Porque no es el fin. La música para nosotros siempre fue algo que tiene que tener un instinto de amateur y no de profesional. Al profesional lo dejo para el estudio y para el trabajo de producción. Pero creo que para trabajar con la música y ser feliz tenés que ser un amateur, tenés que amar la música. Yo me despierto feliz todos los días. Creo que la Orquestra es el encuentro de personas que tienen ganas de hacer una fiesta. Porque económicamente una orquesta de ese tamaño… ¡como negocio es pésimo! Y todos los que están ahí, están ahí para divertirse. Vos tocás, salís de tu casa para hacer una fiesta con veinte amigos y decís: “¡Vamos! ¡Buenísimo!”
ML: ¿Y COMO ES HOY LA ORQUESTRA IMPERIAL?
Este año fue maravilloso. Fue una especie de renacimiento después de dos pérdidas terribles que tuvimos. Perdimos a Nelson [Jacobina], que murió cuando estábamos grabando el segundo disco. Fue un golpe fuerte para la banda. Grabamos el disco sabiendo que no sobreviviría. Tenía un cáncer en estado muy avanzado. Fueron grabaciones difíciles. Me acuerdo de que el disco salió al día siguiente de la misa del séptimo día después de su muerte. Y él estaba en la tapa. Nadie tenía ganas de hacer un show de lanzamiento ni nada. Y poco después perdimos a Wilson das Neves, y también fue otro golpe, porque ellos dos eran las personas más viejas de la Orquestra. Creo que estuvimos unos dos años sin tocar. ¡No! Tocamos en Argentina, en La ballena, en el CCK. Esa fue la única presentación que hicimos en ese período de dos años en el que paramos. Incluso ensayamos para el show, algo que nunca habíamos hecho antes.
ML: ¿SIEMPRE IMPROVISAN?
Sí. En general, elegimos a uno que sabe el tema. Entonces, hay una parte de la percusión, están los instrumentos –bajo, guitarras, teclados – y los cantantes. Hay, no sé, cuatro cantantes. Le damos cinco temas a cada cantante. Entonces voy con el cantante, aprendo los cinco temas, paso a los metales las ideas y, mientras están tocando, ellos me miran. Y yo voy cantando: do, re, durante el show (risas).
RB: ¿NO HAY NADA DE ENSAYO?
Nada.
ML: ES UNA FIESTA, ¿NO?
Sí, siempre lo fue. Desde el comienzo.
ML: ¿CUÁL ES LA CLAVE PARA MANTENER DURANTE TANTOS AÑOS TU HERMANDAD DE MÚSICOS? CON LA ORQUESTRA IMPERIAL VAN DIECIOCHO AÑOS, ¿CUÁNTOS AÑOS CON MORENO, DOMENICO Y PEDRO?
Desde los diecisiete años. Ahora tengo cuarenta y seis… ¡casi treinta años! La banda +2 funcionaba muy bien como una banda pero en realidad no era una banda. Era un grupo de amigos que se ayudaban entre sí a hacer un disco. Había una persona central. Y como eran amigos, todo iba bien. Moreno quería hacer un disco y nosotros tocamos en el disco de Moreno. Los temas de mi disco los hice con Domenico, que toca en el disco… Y esa relación sigue. Cuando estás tocando en una grabación en el estudio, lo que estás tocando y lo que cada uno está escuchando es completamente diferente. A veces uno tiene un punto de vista sobre tal letra y quien está escuchando tiene otro, entendió otra cosa. Lo que sucede entre el emisor y el receptor es muy diferente. Y, en nuestro caso, fuimos aprendiendo a tocar juntos. No solo a tocar juntos sino a tocar unos con otros.
ML: ¿DESARROLLARON UN LENGUAJE COMÚN?
Es un lenguaje, es una confluencia estética. Pensá que éramos adolescentes y nos quedábamos escuchando música juntos el día entero. Sé exactamente cuáles son los discos que Pedro Sá escuchó a lo largo de su vida. Él sabe qué discos escuché a lo largo de la mía. Puedo decirte toda la letra A de la colección de sus discos. Entonces, hay algo muy sólido. Esos tipos son mi familia, no tengo la menor duda. Ellos son mi familia tanto como mi familia. Una familia elegida.
RB: KASSIN, VOS DECÍS QUE TE DESPERTÁS ESCUCHANDO MÚSICA, QUE TE DORMÍS ESCUCHANDO MÚSICA… ¿SIEMPRE SABÉS LO QUE QUERÉS ESCUCHAR?
Yo todavía compro muchos discos. Por ejemplo, ahora cuando llegué a casa había un paquete con diez discos. Sé que cuando me despierte mañana, voy escuchar esos discos. Pero en un día normal…
ML: ¿QUÉ DISCOS SON? ¿PODÉS CONTARNOS?
Puedo mostrarles, de hecho (risas, se levanta para mostrar). Esto llegó ahora. Un disco de The Blackbirds, la banda sonora de El topo, de Jodorowsky, que me gusta mucho. Este disco que es maravilloso, Patato & Totico. Son dos cubanos. Esta es una banda que se llama Café Jacques, que conocí hace poco. Es una banda de finales de los años 70, escocesa. Estos son los que llegaron ahora. También este que un amigo me mandó que es maravilloso (muestra el disco Batiscafo, de Gregorio Paniagua). Ni lo abrí, está cerrado. Es de un compositor clásico que grabó este disco electrónico a comienzos de los años 80, pero tocando instrumentos clásicos y electrónica. Es un español. ¡Muy, muy bueno! Este también llegó ahora. Un disco de Silvio Rodríguez.
ML: KASSIN, PODÉS CONTAR UN POCO EL PROCESO CREATIVO DE TU DISCO RELAX?
Yo venía de un disco anterior que estaba basado en sueños. Los temas hablaban de sueños o de despertar de sueños, sueños recurrentes. Todo el disco tenía una atmósfera empañada y confusa. Eso era a propósito, incluso tenía problemas de fase. Recuerdo que lo grabé para que quedara así, con errores. Entonces cuando estaba haciendo el siguiente disco, pensé en hacer lo contrario, que tuviera arreglos explicados para que contrastara con el disco anterior, que era bastante confuso.
Yo ya tenía parte de las composiciones, que eran sobre divorcio o separación. Tuve una separación difícil. Fui el primero de mi generación de amigos en algunas cosas. El primero que tuvo hijos, el primero que se separó. Mi ex mujer, Hiromi, es japonesa. Tuvimos dos hijas. En determinado momento, su madre sufrió un ACV, un derrame, y ella se fue a Japón con las chicas para ayudar a cuidar a la mamá. Entonces mi separación no sólo fue complicada, sino que además mis hijas fueron a parar al otro lado del mundo. Ellas viven en Japón.
Pensé “qué curioso eso de las canciones”, porque la mayoría de las canciones hablan de amor o de sexo, está esa cosa bastante idiota sobre las canciones, y cuánto el deseo, sea sexual o amoroso, termina siendo un tema muy recurrente, incluso en canciones un poco más evolucionadas. Me quedé pensando en eso. Pensé que estaría bueno si el tema de las canciones fuera el fin de las relaciones. Pero de una forma buena, positiva, porque nadie habla sobre algo que terminó diciendo: “Estuvo bueno. Tuvimos momentos geniales juntos, tuvimos dos hijas”. Eso no es algo para despreciar en las relaciones. Entonces, algunos de los temas del disco hablan de eso. Por ejemplo “As coisas que nós não fizemos” o “Paisagem Morta” son canciones que hablan explícitamente de eso. Hay otras un poco más solares… no sé, con temas más cotidianos.
El tema Relax lo hice pensando en mi amigo Lincoln Olivetti, que es una de mis grandes influencias como productor, y nos hicimos muy amigos. Soy fan desde chico. Uno de los primeros discos que compré en la vida era uno de él con Robson Jorge, que era otro músico. Formaban un dúo. Recuerdo que en los ‘90, cuando estaba produciendo, yo decía: “Lincoln Olivetti es uno de mis mayores ídolos”. En ese momento era algo que nadie entendía. Era considerado algo cursi, algo… no sé, pasteurizado. Me acuerdo de decir eso y que me atacaran: “¡Pero qué decís! Es una mierda”. Y yo respondía: “Mirá, creo que es una de las mejores cosas que le pasó a Brasil”. Y entonces me lo presentaron en esa época. Nos hicimos amigos, siempre sabíamos uno del otro. Él era una persona muy recluida, dicen que pasó casi diez años sin salir de su casa. Incluso vivía en un lugar difícil de llegar. En los últimos años venía mucho a mi estudio y a mi casa, éramos muy cercanos, nos hablábamos casi todos los días y él se murió. Yo ya estaba haciendo Relax y pensé: “Tendría que hacer un tema que no sea una copia del tipo de cosas que hacía –incluso porque yo nunca lo haría bien – sino que sea sobre las cosas de las que hablábamos, sobre la música pop. Entonces ese tema fue un poco eso. Es una canción que tiene algunas capas, aunque sea una música bailable y con una letra con la que cualquiera que tiene un trabajo normal podría identificarse. Es un tema hecho básicamente para dar lugar al arreglo. El homenaje que le hice es el arreglo. No hago el arreglo imitando su forma, sino a partir de cosas que conversábamos sobre el arreglo. Por ejemplo, esa parte de metales que hay en el medio es porque hablábamos mucho sobre eso, de tratar de llevar algo de metales atonales a la música pop. Esa canción es un homenaje a él. El disco va de asuntos pesados a livianos al mismo tiempo. La idea que tenía era esa.
ML: AL ESCUCHAR EL DISCO ME DIERON GANAS DE SALIR y BAILAR. ES MUY ARRIBA, FESTIVO.
La idea era exactamente esa. Algunas letras son muy amargas, pero tratan esos temas con la mayor liviandad del mundo… Como un intento de poner las cosas en perspectiva, que no es la de si están bien o mal, sino que van juntas … La vida tiene ese peso. Uno se pasa la vida sabiendo que se va a morir, que va a perder a las personas a su alrededor, pero hay que aprovecharla. El disco era un poco sobre eso. Y el disco anterior era un disco sobre los sueños, entonces es muy vago. Y las letras terminaron siendo un poco más psicodélicas porque eran sobre los sueños. Este otro disco es sobre la realidad. Tratando a la realidad de una manera amarga y liviana al mismo tiempo.
ML: ¿CUÁL ES LA RELACIÓN DE TU MÚSICA CON LOS SUEÑOS?
Hay un tema que se llama “Homem ao mar”, que está en ese disco Futurismo. Es la descripción de un sueño recurrente que tengo hasta hoy. Este tema fue el que me dio la idea de hacer el disco sobre sueños. En otro tema del disco, “Calças de ginástica”, creo que el sueño que lo originó es mejor que la canción; no logré llegar a donde quería. Al final terminó pasando algo gracioso, porque es una canción… en Brasil existe la cultura de que cualquier cosa sobre culos es interesante. No sé por qué pero hay una hipervalorización del culo. La canción habla sobre la idea de las calzas de gimnasia, una idea un poco sexual. Sólo que, al mismo tiempo, estoy tratando la cuestión de forma irónica. Por ejemplo, hay un verso que dice: “Quiero coger con vos en el baño para discapacitados”. Me acuerdo de que, al final de un recital, alguien me dijo: “Yo también siempre pienso en eso del baño de los discapacitados”. ¡No lo quiero saber! A veces, estás diciendo una cosa y otra persona entiende otra. Pero bueno… el sueño de esa canción era muy bueno, un sueño muy loco. Había una pareja que siempre iba al lugar donde yo tomaba açaí… el tipo era de seguridad, fortachón, andaba siempre armado, y la mujer que hacía el açaí era ese tipo de mujeres de gimnasio de Copacabana. Ella tenía unas calzas ridículas y le hacían un culo así… (hace un gesto imitando el culo). Era una locura y los veía siempre, porque iba a buscar a mi hija a la escuela y ellos estaban allá, en el lugar que vendían jugos. Entonces, yo hablaba con ellos a diario. Un día, de noche, tuve este sueño. ¡Y el sueño era maravilloso! Cuando me acuerdo, me río solo… en el sueño ellos me invitaban a una fiesta ¡en la que todo el mundo tenía que usar calzas! Yo llegaba con calzas y todos tenían calzas. En la fiesta, descubría que ella era la hija de César Maia, que es el ex intendente de Río de Janeiro. César Maia tenía ese… ¿vieron ese saco que usa? Tipo una chaqueta. Él tenía ese saco y calzas. Y pasé la noche hablando con él en el sueño (risas).
RB: TUS LETRAS TIENEN ALGO MUY PARTICULAR, KASSIN. NO SÉ SI VIENEN TODAS DE ESAS COSAS ONÍRICAS, DE OTRO IMAGINARIO, PERO ES REALMENTE MUY PARTICULAR. ¿CÓMO ESCRIBÍS?
Yo pienso primero la temática. Como dije, no soy una persona que toca la guitarra en casa. Entonces, no pienso mucho en la canción. En verdad, la canción, para mí, importa muy poco como canción. El tema Relax tiene algo curioso. Me acuerdo que pensé todo el arreglo en la cabeza: la línea del bajo, la respuesta del teclado que hace pim-pim-pom. Entonces estaba en casa riéndome de esa idea, de estar diciendo en voz alta frases del tipo: “me paso toda la semana pensando en el viernes para desenchufarme del trabajo…” y pensé: ¡yo no soy esa persona! (risas). Esa persona que sale para bailar… ¡esa persona no soy yo! Pero estaba pensando en esto cuando mi esposa Chiara abrió la puerta y yo me estaba muriendo de risa solo. “¿De qué te estás riendo, Kassin? ¿Estás loco?”, me dijo. Yo le respondí: “Acabo de pensar en una canción genial, esto está muy bueno”. Y preguntó: “¿Cómo es? Tocala”. Yo agarré la guitarra. Plem, hora de relajarse. Plim, relax, relax, relax (tararea la música). La canción no tiene sentido, es una mierda. Me dijo: “¿Estás loco? Eso es una mierda” (risas). Yo le dije: “Vas a ver: ¡va a quedar bien!”
RB: ¡Y QUEDÓ BIEN!
Siempre pienso primero los temas sobre los que quiero hablar y las frases. De ahí voy pensando en el tipo de grabación que quiero hacer y voy conceptualizando cómo va a ser el arreglo. Pero muchas veces cuando llego al estudio para grabar, ni siquiera toqué o canté el tema. Entonces veo si me da el tono. En fin, lo voy haciendo así, dentro de la cabeza.
ML: ¿TENÉS UNA POÉTICA PROPIA? ¿CUÁL ES?
No sé si llego a tener realmente una poética propia, pero lo intento. Trato de cambiar la poética de acuerdo con el disco. El disco que estoy escribiendo ahora tiene otra idea poética, otra vertiente. Diría que el 80% del repertorio de cada disco lo pienso para ese disco. Eso es lo que quiero hacer. Y en general pienso en la temática que quiero tratar y pienso también en la grabación. Pienso mucho en cómo voy a ejecutarlo. Tengo un dogma para mí mismo. Como no me gusta mucho eso de los viajes, desde el primer disco planeé que mis recitales fueran solo teclado, bajo y batería, y yo tocando guitarra eléctrica y cantando. En el disco puede haber más instrumentos pero en el recital tengo que viajar solo con un trío. Porque me parece horrible la idea de estar en un micro grande con un montón de gente y el hotel y no sé qué más… a mí me gusta que las cosas funcionen como una máquina. Hoy en día tengo una banda en Polonia, por ejemplo. Yo viajo con bandas que tengo. Tengo una banda en Estados Unidos, voy a Estados Unidos solo. Siempre lo mismo: bajo, batería y teclado. No sé si ustedes vieron el recital alguna vez, pero ¡es igualito al disco! Hay mucha gente, por ejemplo, que cree que mis discos tienen mucha programación o edición de audio. No hay ningún punto de edición. Casi todos los discos son así: primera toma, segunda toma. No tiene mucho maquillaje. El recital es exactamente igual. Como me molesta mucho la repetición, nunca quise tener una banda que tocara todo el tiempo lo mismo. Entonces, tanto el disco como la presentación están pensados como para que yo cuente con una parte de la estructura de la canción. Tengo la introducción, la presentación de la letra, de la melodía y del estribillo, y después hay una parte donde la banda toca lo que quiere. Entonces, puede haber un solo de guitarra, un solo de teclado, un especial de la batería, sólo percusión… Y eso me mantiene animado con la banda y principalmente con eso de hacer una gira. Porque las presentaciones siguen un patrón. Es seguro y al mismo tiempo hay muchas partes de improvisación. A veces hay más de estas partes, a veces menos, según la reacción del público voy guiando a la banda. Pero así no me aburro con mi propia música, que es algo que me desespera bastante. Por eso creé ese dogma para mí. Porque puedo viajar, puedo tener músicos en un lugar, puedo ir con una parte y juntar músicos que me gustaría juntar. Y eso a lo largo de los años es maravilloso. Haber armado una banda en Polonia fue algo increíble. En los últimos tiempos hice tres giras por año en Europa. Giras que pueden ser pequeñas, de cinco presentaciones, porque voy solo. Nunca quise que mi música quedara atrapada en eso.
Foto @FabioAudi
RB: ME GUSTA MUCHO EL TEMA ANESTESISTAS. NO SÉ PORQUE, PENSABA QUE TIENE QUE VER CON LO SENSIBLE…
La idea de ese tema lo tuve durante el parto de mi hijo. Porque había un anestesista que estaba ahí preparado. ¡Me encantó! Yo lo miraba, nervioso, a punto de ser padre, y la médica decía: “Está comenzando a tener contracciones…”. Entonces lo miraba y él preparaba un medicamento. Quizás no me lo iba a dar, sólo se quedaba con el cóctel de anestésicos preparado, esperando, con su delantal blanco. Y yo pensaba: “¡Qué genial, quisiera tener a alguien así en mi vida!” ¿Ya lo pensaste? Salís de tu casa, te tropezás y viene el tipo y te da algo (risas). “Tomá esto, te vas a sentir mejor”. Él todo preparadito, con delantal, hermoso (risas).
RB: ¿SOBRE QUÉ ES EL PRÓXIMO DISCO? ¿CUÁL ES LA TEMÁTICA?
Es curioso. Dudo si tengo uno o dos discos. Hace un tiempo recibí un tema de Arthur Verocai, otro de Marcos Valle y otro de João Donato. Y había algunos temas con Alberto, que es mi amigo bajista, compañero de varios de estos temas, incluso Relax. Y pensé: “Estos temas tienen un ambiente clásico…” Son todos ídolos de la bossa nova, personas con quienes tuve una relación toda la vida que, de repente, me pasaron temas. Y vi que tenía siete, ocho temas clásicos, música brasileña en un nivel de armonía altísima, ¡melodía y armonía altísimos! Pensé que debería hacer estos temas de la manera más clásica posible porque no quería que alguna propuesta torpe nublara la belleza de esas canciones. Es todo bossanovista, o un poco jazzero. Y después también tenía otros temas que eran una especie de pos Relax… Y los trabajé al revés. Tomé cosas que grabé con la banda, todos tocando libremente, sampleé esas partes y corté muy drásticamente. Y empecé a llamar a gente para que tocara encima de esas nuevas partes. ¡Y llamé a personas muy nada que ver! Llamé a un bajista de góspel norteamericano al que veía en Instagram y que me gustaba. Le mandé un pago y él me mandó un bajo. Este disco es un disco más recortado. Empecé a tener cierto volumen de ese tipo de música. Y empecé a mirar y pensar: “No puedo poner estas cosas juntas.” Pero todavía dudo sobre cuál terminar primero…
RB: SON CASI OPUESTOS. O COMPLEMENTARIOS, TAL VEZ…
Los quiero a los dos. El disco que es más bailable (y muy extraño sonoramente pero que al mismo tiempo es ejecutable con el cuarteto) es más vanguardista. Si lo lanzo ahora, sería un disco más vanguardista. Sonoramente es muy fresco. Las letras no tienen una poética propia. Son músicas bailables, buenas como Relax. Pero mi duda es que si lanzo el disco clásico dentro de diez años, va a seguir siendo clásico. Y este otro que estoy haciendo si lo lanzo dentro de tres años, quizás no sea nada, algo ya superado.
ML: ¿EN QUÉ CONSISTE LO VANGUARDISTA DE ESTE DISCO?
Este disco tuvo un proceso diferente. Trabajé con cosas que había tocado con una banda, como samples. Mezclé y sampleé. Compuse las letras y las melodías sobre eso. Ahora tomó forma, hay una idea ahí de algo que nunca hice. Eso me atrae. Por otro lado, esos otros temas clásicos… ¡Donato tiene 86 años! No sé por cuánto tiempo voy a poder seguir haciendo cosas con él. Además del tema que me mandó al comienzo, ya hay tres o cuatro más… El disco clásico es más fácil de terminar, de ejecutar. Y creo que va a quedar lindo. Pero no sé si es el paso correcto. La música que hago se ubica entre géneros. Como no hago algo que se repite, a la gente que le gusta mi música le gusta mucho. No es mucha gente, pero le gusta mucho mi música. Los que conocen mi música más superficialmente conocen Calça de ginástica y Relax. Y no entienden el humor que hay detrás. Creen que se trata de eso mismo. Entonces pasa que cada vez que lanzo un disco, tengo que reafirmar mi historia artística. No sé, es algo en lo que dudo mucho. Hay días que quiero hacer algo más vanguardista y comunicarme con una generación más nueva. Mucha gente que me escucha es joven. Cuando veo la edad en Spotify, hay mucha gente de 19 o 20 años… me parece algo destacable. Es casi la mayor parte de la gente que me escucha.
RB: TENÉS ALGUNA INFLUENCIA DE SAMPLER, DE DJ…
Sí. Hice mucha música electrónica en mi vida, pero no soy tan conocido por eso. Nunca quise que mi música fuera exclusivamente electrónica porque quería modificarla en vivo. Mi música sigue ese dogma que te conté, y cuando estás haciendo algo electrónico no podés cambiar las cosas en el momento. Yo soy cantante por accidente. No tengo ninguna relación con el canto, a mí me gustaba hacer música, pero pensaba: “Si no canto, no voy encontrar a nadie que cante esto. Entonces, voy a tener que ser la voz de estas canciones.” No es la mejor voz pero es la que hay.
ML: ¿CÓMO PENSÁS LOS GÉNEROS MUSICALES EN BRASIL?
En Brasil lo que pasa hoy con la música es muy impresionante. Están pasando muchas cosas. En los últimos años, producir música se abarató, casi todo el mundo produce en su casa. Por ejemplo, el disco que hago para mí, sería un disco caro hoy en día. Tener una banda grabando en el estudio es un disco caro. Pero la gente le está encontrando la vuelta para hacer las cosas en sus casas, están creando cosas nuevas. Me da mucha curiosidad lo que se está haciendo. Creo que en todos los estados de Brasil está sucediendo algo musicalmente hoy en día. Hay mucha música de la periferia… no sé, el funk carioca, el rap en São Paulo, el tecnobrega, el forró electrónico, hay funk ambiente… hay una diversidad muy interesante. Hoy sabés lo que pasa a través de Internet, la comunicación es más rápida. Lo que es extraño es que eso del algoritmo es muy cruel en términos etarios y sociológicos, es el único aspecto negativo que le veo, pero en tanto el streaming, lo veo positivo. Me parece muy positivo poder escuchar lo que quiera en un teléfono. Es algo invaluable, uno de los bienes más importantes de la humanidad. ¡Pienso en una canción y suena! Pero está también la cuestión de que uno no puede encontrar cosas diferentes de las que suele escuchar, y eso es negativo. Es la forma en la que el streaming y los mecanismos de búsqueda y las redes sociales van metiendo a las personas en cajoncitos. Cuando alguien de mi generación iba a una fiesta, escuchaba una cosa, después escuchaba otra que lo iba llevando a otra, porque se tenía la oportunidad de estar expuesto a todo. Hoy en día, si no cambian las cosas, eso ya no va a existir, porque uno escucha un tema y va a escuchar todos temas que se parecen a ese, que es lo que el algoritmo trata de meter. Entonces, las cosas se parecen más. Orochi es un rapper carioca, y su publicación menos vista debe tener unos 2 o 3 millones de views. Unos números increíbles, número de artistas norteamericanos. Él es de Río, tiene veintipico, pero él es del rap. Desde hace un tiempo hay una generación que es invisible para otra generación. Si no voy directo a la página de Orochi a darle like, yo, por mi edad, por ser blanco, obeso, más viejo, y amigo de cierto grupo de personas, él no me aparecería, ni buscando mucho. ¡Y músicos como él tienen números de 2 o 3 millones! Existe ese fenómeno de la música actual o en la forma en que se hace música hoy en día que, al mismo tiempo que tenés acceso a la información, el algoritmo determina lo que tenés que escuchar. Las soluciones del algoritmo son todas en la misma línea.
RB: YA LO HACE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL, ¿NO? YA NO TENÉS CONTROL.
Sí, pero eso está pasando hace un tiempo. Antes, especialmente en Brasil, pasaba que la clase media establecía las cosas; por ejemplo, establecía que teníamos a Caetano, que eso era arte. Eso era seguro para la clase media, pero no existe más. Ahora es quien tiene más views en YouTube, en streaming… Es una mediación un poco loca, ¿no? El otro día estaba viendo a un bajista que inventó el slap. ¡El tipo inventó una técnica de bajo! Entonces vi que tenía 900 seguidores en Instagram. Me dije: “¡Esto es imposible! ¡El tipo inventó el slap, aparece en cualquier libro de música! Eso que se establece, perdió totalmente el sentido. Antes la importancia artística no tenía que ver con números, sino con la importancia artística. La importancia artística, junto con la decadencia del periodismo, la decadencia del pensamiento, de la verdad, con la decadencia del sentido común, de la ciencia… las grandes cosas están siendo relativizadas también.
ML: TODO ESTO ES PARA TERMINAR CON UN CLIMA APOCALÍPTICO…(risas)
Pero lo digo sin negatividad. Creo que tengo que aprender a superarlo.
ML: CÓMO VES EL FUTURO DE TU MÚSICA Y DE LA MÚSICA.
Yo no tengo la sensación de que mi música no fue adonde debería haber ido. Siempre quise hacer música que no tuviera relación con la época. Esto tiene que ver con la duda de la que estaba hablando, sobre los dos discos. Creo que el disco que empecé a hacer, y al que le tengo algún aprecio, tiene una música que está relacionada con una época. Si dejo que esa época pase, pierde la frescura. Pero todo lo que hice hasta ahora no es así. Mi plan siempre fue hacer algo que no tuviera relación con la época, una inmersión dentro de algo atemporal, usando algunos elementos incluso retro, a veces, para poder alejarme del momento, pero que la composición y la manera de ejecutar fuera atemporal. Lo que deseo para mi música es que siga siendo atemporal, y que siga pasando lo que pasa, que la gente joven siga descubriendo mi música. ¡Eso me da mucha alegría! Y me hace feliz que ustedes estén tratando con el mismo peso mi parte artística. Normalmente, cuando me entrevistan en Brasil, por el hecho de haber tenido mucho éxito con la producción musical, es muy raro que un artículo trate con firmeza y elegancia lo que hago artísticamente. Y lo contrario sucede cuando viajo a cualquier lugar del mundo, soy antes que nada un artista. Porque mi trabajo como productor fuera de mi país no tiene la importancia que tiene mi trabajo como artista.
Sabían que hay una banda, algo muy loco, ¡me olvidé de mencionarlo! Hay una banda de Córdoba, Argentina, que toca mis canciones igualito a mí (risas). Los vi en Instagram, se llaman Rango. ¡Muy loco! Empecé a ver que ellos tocaban varias canciones, me tagueaban y empecé a comunicarme con ellos a principios de año, antes de la cuarentena. Ellos me mandaron canciones, y ya estamos grabando cosas juntos. Creo que podría ir a tocar con ellos (risas).
Renata Baldi
Soy periodista, trabajo en el campo audiovisual desde 1997. Escribir es la materia prima de mi trabajo – en la dirección y edición de documentales, en la producción de textos.
María Leguizamón
Es Magíster en Escritura Creativa (UNTREF), Lic. en Educación (UNSAM), y Directora de Montaje (ENERC), egresada de CNBA, desde 2005 es docente de montaje cinematográfico en (UNA), Universidad Nacional de las Artes. Produjo proyectos culturales en diversos países donde vivió y estudió. Editó cine y materiales audiovisuales entre 2003 y 2014.
Forma parte del equipo editorial de CLACSO.
Publicó textos y poesía en revistas y antologías, locales y de otras latitudes.
Ideó, produce y dirige revista ORGYIA.